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El erotismo en la cultura antigua

En nuestro país no faltan desde luego muestras de que muchos pueblos han pasado por nuestras tierras, si acaso no quisiéramos hacer caso a crónicas históricas o cualquier otra prueba de su existencias. Incluso, puede que algunas de ellas no has hayamos descubierto, ni conozcamos el nombre de la civilización que las creó; es lo más fascinante de la historia, que aunque piensas que lo tienes todo claro, de pronto se hace un nuevo descubrimiento y el misterio vuelve a empezar.

Pero ateniéndonos a lo que ya tenemos, lo que nos queda claro es que el arte, en sus numerosas formas, es algo común al ser humano desde hace muchos siglos; al parecer, las civilizaciones más antiguas que puedas imaginar ya tenían alguna clase de manifestación artísticas, como dan prueba de ello por ejemplo las cuevas de Altamira, sin ir más lejos. Desde la prehistoria el hombre estuvo lleno de espíritu artístico, y lo dejó plasmado de muchas maneras para la posteridad.

Y aunque al principio estas manifestaciones artísticas se basaban en sus actividades cotidianas, como la caza o el nomadismo, no pasó mucho hasta que la creatividad empezó a hacer su aparición, buscando plasmar esas realidades de manera no tan literal, y teniendo la belleza y el alimento del espíritu como objetivo. Y desde ese momento, en que el hombre empezó a buscar la belleza en el cuerpo humano, algo que le era tan cercano, es cuando se produjeron las primeras manifestaciones eróticas.

Pero, ¿qué es el erotismo? La palabra, que viene del griego eros, significa amor carnal; y teniendo esto en cuenta, hay que diferenciarlo del amor espiritual y romántico. El erotismo se refiere a todo aquello que tiene que ver con la sensualidad, es decir, con la exaltación de los sentidos, y se refiere a la pasión y comunión que se puede dar entre dos personas usando sus cuerpos para expresarlo. De ahí que, creyendo que este sentimiento podía dominar la mente y el cuerpo de las personas, casi todas las religiones nos lo han presentado como algo prohibido y obsceno, que atentaba contra el pudor y que realmente podía hacer que cualquier hombre y mujer pudiera comportarse como un animal, sólo buscando satisfacción sexual; una idea ridícula en mi opinión, pues para mí el erotismo representa totalmente lo contrario.

Porque precisamente es el hombre una de las pocas especies animales (no diré la única) que usa el sexo como una forma de comunicación y socialización, y no únicamente como un medio de reproducción. Así que el erotismo, la pasión, la seducción… realmente nos vuelve y nos diferencia mucho más como humanos, y no al contrario. Claramente, nuestros ancestros lo tenían muy claro, y por eso sus culturas permitían que su arte mostrara tan abiertamente esa parte de la vida cotidiana de sus ciudadanos; y para mostrarlo bien, el culto a las representaciones de falos y úteros estaban extendidos desde la prehistoria, que no veían ningún problema en adorar aquello que era dador de vida, y de excitarlos para que cumplieran su función a la perfección. Porque sí, amigos, la fuerza del erotismo es innegable, pero junto a ella creció otra manifestación artística que claramente aludía al acto sexual en sí: la pornografía.

Ahora que tenemos una sociedad tan liberada y se puede hablar abiertamente de las cosas, hay que decir que lo pornográfico le ha ganado bastante terreno a lo erótico. De hecho, hay mucha gente que no hace diferencia, y busca videos eróticos en las webs porno con una idea preconcebida, que los hace quedarse decepcionados y dejarlos para rápidamente acceder a otra categoría. Y es que mientras que los videos pornográficos excitan con lo evidente, el acto sexual puro y duro, con gran exhibición de genitales en los que el tamaño sigue importando y mucho, los eróticos son mucho más discretos: en estos se tira mucho más de mujeres desnudas, pues es al género femenino al que se da mayor carga erótica a la hora de la seducción. Ninguna de estas categoría es mejor o peor; simplemente, hay que hacer una elección, o no, también está bien disfrutar de ambas.

Lo que está claro es que el arte antiguo tiró de la carga erótica para muchas de sus manifestaciones, y tenemos muchas pruebas de ello. Ahora quizá vayas a un museo o a una muestra artística o arqueológica con otras miras, y lo veas todo desde una perspectiva distinta.